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Nueva tendencia entre los hombres: aprenden a coser para tener una salida laboral

domingo 13 de mayo de 2018

Algunos tienen como horizonte trabajar en talleres de corte y confección y otros ser diseñadores. En el último año y medio creció un 25% la cantidad de estudiantes.

Hay profesiones que la sociedad pegó a los géneros como si fueran parte de un orden supranatural de las cosas. Las hizo exclusivas. Ellas y ellos no podían dedicarse a los mismos rubros. Ese era el mandato social. "Las mujeres en casa y los hombres afuera", decía la vieja creencia popular. Por suerte, esto cambió y hoy los trabajos están, o deberían estar, abiertos a todos y todas. Sin embargo, aún existen prejuicios. En especial en oficios que todavía se ven como parte del mundo femenino.

Juan Franco Sartor, de relaciones públicas a costurero.

Juan Franco Sartor, de relaciones públicas a costurero.

Es el caso de la costura, que históricamente fue ligada a la mujeres. Sin embargo, en los últimos años, el género masculino fue ganando allí cada vez más terreno y hoy hay más chicos que se animan a buscar su norte en el mundo de la moda. Son hombres que con determinación y pasión aprenden a coser para tener en el futuro una mejor salida laboral.

Las principales voces expertas en la materia aseguran que en los últimos años creció entre un 20 y 30% el número de varones que eligen la costura como profesión. Algo que antes no pasaba ni por asomo. Así lo percibe Flavia Delego, directora de Donato Delego, la escuela de alta costura de Belgrano, con 60 años de tradición. "Hay una aceptación en el género de decir que les gusta esto. Seguimos muy por debajo en la formación de costureros comparado con otros, como Alemania. La gran mayoría quieren lograr tener un emprendimiento propio y ven La indumentaria como una salida laboral viable".

Jonatan Albarracín, entre la gastronomía y la moda.

Jonatan Albarracín, entre la gastronomía y la moda.

Los mismo percibe Miguel Angel Cejas, que es docente en la UBA y en la UADE de Diseño de Indumentaria. El también sostiene que aumentó el número de chicos que estudian costura en la facultad. "Yo soy docentes hace muchos años. En este último tiempo la cantidad de alumnado masculino, especialmente costura, aumentó cerca de un 30%. En el interior, también. Me sorprendí que mucha gente quería confeccionar y cortar sus propias prendas", aseguró a Clarín.

"Sorprende la cantidad de hombres que hay ahora en esta profesión. Históricamente se dedicaban a la sastrería. Hoy se muestran más, no hay pudor siendo hombre. Por años yo tuve cursos de sólo mujeres. Esto cambió notablemente", agregó Cejas.

No todos persiguen el mismo sueño. Los perfiles de cada alumno son tan variados como especializaciones hay. Sin embargo, corre un denominador común para muchos de ellos, el del diseñador de su propia marca de ropa.

"La mayoría tal vez llega con la fantasía de querer ser el gran diseñador. Tal vez empiezan con un emprendimiento personal. Otros en cambio arrancan asociados a una empresa. Pero un gran número de ellos quiere hacer diseño de autor", sostiene Cejas, quien enumera las especialidades que suelen elegir ahora los hombre: alta costura, sastrería, moldería masculina y ropa de hombre.

Juan Bazán Varas dejó la enfermería para dedicarse a la ropa.

José Bazán Varas dejó la enfermería para dedicarse a hacer ropa.

Otro denominador común en este universo de costura masculina es que una parte importante de ellos estudiaba otra cosa. Y al darse cuenta de lo que deseaban se animaron a dar el salto.

"Hay personas que estudiaron relaciones públicas o marketing. Y se animan ahora por esta disciplina. Algunos ya tenían experiencia, eran cortadores y hoy quieren especializarse en alta costura", aporta Delego, Juan Franco Sartor (25), encaja en esta categoría. Estudió relaciones públicas y después empezó a estudiar costura. "Creé mi propia marca de ropa. Aprendí a manejar materiales textiles, corte y confección, dónde comprar las telas y armar los diseños. Ahora me dedico solamente a esto", revela el joven.

Otro ejemplo de esto es José Bazán Varas (27). En su caso, dejó la carrera de enfermería en la UBA para dedicarse al diseño de ropa. "Me di cuenta que me gustaba el diseño y crear vestuarios. Dejé enfermería y hace dos años que trabajo de modelista. Mi proyecto es seguir con esto porque me gusta. Desde el pequeño me gustaba coser". asegura.

Hay quienes ya sabían coser y cortar desde muy chiquitos pero por distintos motivos, sea por tabú o mandato familia, tardaron en tomar la decisión. "Yo trabajo desde los doce años en gastronomía. Desde muy chico veía a mi abuela, que era modista, y la ayudaba a coser y a cortar. Siempre me gustó la moda. Pero después me incliné más por el lado de mis viejos que son gastronómicos, quizá un poco por tabú. Mi objetivo es mezclar gastronomía con moda", confiesa Jonatan Albarracín (25).

La salida laborar para estos jóvenes es igual de complicada que en cualquier otra profesión. Todos afirman que luchar para hacerse un lugar e insertarse en el mundo de la moda, un rubro que, según dicen, no tiene el prejuicio de otros sectores.

"Hay competencia en el microemprendimiento, En los talleres de costura. Estos chicos tienen la alternativa de hacer una minicolección e luego insertarla en Palermo Hollywood. Se animan a producir pequeñas colecciones y empezar así su emprendimiento", cierra Silvia Delego, quien recuerda que muchos de los grandes diseñadores de moda en Argentina y el mundo son en su mayoría hombres.

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